jueves, 11 de octubre de 2007

CARTA ABIERTA A LOS DESCREIDOS DE LA POLITICA


Quiero aclararte de antemano que respeto tus ideas, que no pretendo convencerte sino explicarte lo que pienso.
Comprendo que tanta mentira, que tanta promesa incumplida, que tanto dirigente elegido con ilusión, luego frustrada porque no cumplió lo que te propuso y se dedicó a enriquecerse, te indigna. Que tanta pobreza, tanta injusticia, tanta cosa por hacer y ellos pensando en cómo mantenerse en los cargos, cambiando de partido, de ideas, de discurso, te asquean.
Ahora bien, no es menos cierto que muchas de estas críticas fueron utilizadas por dirigentes de todo tipo y periodistas que actuaron para intentar adormecer a la gente, despreocuparla de lo que le compete, para que deje de interesarse en defender lo suyo.
La cosa es complicada, trabajar y tratar de vivir nos lleva mucho tiempo en el que estar informados, saber qué pasa se nos hace difícil, y hasta pasa que se conocen las cosas que los que manejan el poder quieren que se sepan y las otras no.
Pero lo que me preocupa es que detrás de este desinterés, de este rechazar todo lo que tenga que ver con la política, está instalada una comodidad y un individualismo que debemos combatir. Confundir a los políticos con la política es un error.
El político puede ser bueno o malo (me parece que el control de la gente y la opción de dejar de votarlo es una herramienta importante que hoy no se usa y que mejora a los políticos), pero la política es la herramienta para decidir cómo va a crecer una comunidad, cómo se va a decidir ese futuro en común que todos tenemos.
En Bahía Blanca se van a renovar 12 concejales, si no votara un 40% de los bahienses se renovaran los mismos 12 cargos, lo único que pasaría, es que los que exigen un cambio no lo definirán, permitiendo que sigan los mismos de siempre, los que poseen votos cautivos, los que tienen negocios y pertenecen a aparatos de hacer política, lo único que cambiará es que aquella que gane, por ejemplo, 8 concejales en lugar de hacerlo con 90000 votos lo hará con 60000 votos, y para colmo estarán convencidos que a la gente no le calienta nada, que vota cualquier cosa, que no importa lo que hagas si estás en determinados aparatos entrás igual.
Y esto no es lo peor, también aquellos que entramos a la política con ganas e ideales, con intenciones de intentar cambiar la cosas recibiremos el mismo mensaje: es al pedo, hagas lo que hagas, la gente siempre vota a los mismos y no les importa que no se haga nada o que los caguen una vez más.
Te quería decir esto, me preocupa que a la gente no le importe lo que pasa a su alrededor y con su futuro, que no tome las riendas de su vida en lo que respecta a su comunidad y sus vecinos.
Ojalá esto cambie.
Algunos trataremos de seguir haciendo lo que corresponde para que así sea.


E. Raúl Ayude

sábado, 6 de octubre de 2007

40 Años de la Muerte del Che


La vida del Che, su generosidad, su radicalidad, su coherencia nos llevan a cuestionar nuestra vida siempre. En parte porque debemos ser como el Che y a su vez sabiendo que nuestros caminos son distintos, quiza los tiempos, la forma de querer transformar la sociedad.
Lo que intenta uno que sea igual es esa capacidad para indignarse con la injusticia, la búsqueda de conocimiento, de creación de alternativas que permita una sociedad mas justa.
Estos días de hablar con la gente, de exponer ideas, la figura del Che se cruzo varias veces. Algunos de los que rechazan “la política” lo hacen en nombre de él. Lo complejo es que no esta acompañado esto con esta enjundia que antes mencionaba, este profundo rechazo hacia la injusticia, esta sed de luchar, de pelear por lo que es justo.
Este rechazo generado en la visión que nos dejo la última dictadura y este “capitalismo vencedor”, muchas veces disfraza la comodidad de no calentarse por el otro, no ser solidarios y, peor aun, no afrontar su propia vida, no pelear por lo que es de uno.
El son todos iguales, el para que me voy a meter, el volate arrojado con bronca, focaliza mal el rechazo, la bronca. Es ese que se vayan todos, pero para eso tengo que entrar yo.
Tanta riqueza y tanta pobreza vuelven imperativo el reclamo de equidad, respeto, justicia, libertad, solidaridad: el socialismo.
Uno no tiene “ni un tantito así” su humildad y generosidad, su rectitud y su coherencia, pero su imagen nos lleva a reflexionar.
Ojala seamos en algo como el Che, ojala no se indignara de nosotros viéndonos como burócratas desapasionados, administradores o funcionarios de un estado de cosas injusto.
Son más de 40 años con el Che


El éxito o el fracaso no dictan lo acertado del camino

Fidel Castro