martes, 21 de agosto de 2007

Peleas de ficción


Este debate de comunicados de prensa entre los partidos políticos que han administrado la ciudad durante estos últimos 20 años, ocupando cargos en el ejecutivo y en el deliberativo, sobre la crisis que ellos generaron en el sistema público de transporte, acusándose mutuamente de inacción, de complicidad con los empresarios en la falta de controles, es ridículo y desagradable.

Creo que la herramienta política de cambio que queremos generar debe ser propositiva, cada comunicado debe ser no solo una critica sino una solución que permita avanzar, que diga que haríamos si estuviéramos a cargo del ejecutivo.

Entrar en las acusaciones estériles dejando pendiente la falta de conocimiento de los usuarios de los cambios de recorridos, la posibilidad que vengan empresas de Buenos Aires con subsidios que los empresarios bahienses no tienen, la forma autoritaria de resolver problemas, sin dialogo ni consultas, la posibilidad cierta de hipotecar entre 600.000 pesos y 1.000.000 de pesos retroactivos a octubre, como diferencia surgida del 1,35-1,40 actual y el 1.,74 reconocido por la justicia, el apuro en implementar soluciones electoralistas por encima de los consensos, son situaciones demasiado graves para entrar en estas seudo discusiones se los que fueron ejecutantes y control de las políticas públicas bahienses.

El llamado a licitación posee clausulas que impiden la participación de los empresarios locales, dejando un lugar para la sospecha respecto a los acuerdos previos con otras empresas del Gran Buenos Aires.

Retomar el dialogo, quitar los actores que provocaron crisis y decisiones equivocadas, evitar posibles deudas futuras, implementar los nuevos recorridos para abaratar costos y que los usuarios evalúen los cambios, solicitar derechos equivalentes para los usuarios del Gran Buenos Aires y los de Bahía Blanca en cuanto a subsidios, evitar decisiones apresuradas y sin consensos suficientes para mostrar un resultado electoral.

La crisis generada por la ruptura del dialogo y la falta de implementación de soluciones no debe ser ocultada por el supuesto efectivismo del llamado a licitación.