domingo, 19 de octubre de 2014

Mi vieja, la Ilda, sin h

A quien queres más: a tu papá o a tu mamá? nos preguntaban cuando éramos pibes, y obviamente, nos ponían en una encrucijada: a los dos por igual, decíamos.

Para este día de la madre me di cuenta que había escrito algo para mi viejo, donde hablaba de mi vieja, lo que resulta bastante lógico ya que siempre andaban juntos para todos lados.
Lo que escribí sobre mi viejo era para un día del padre y me estaba faltando algo para mi vieja.

Mi vieja vivía en el campo y después se vino para Villa Mitre, pero a mi viejo lo conoció antes de mudarse.

Mujer de laburo desde siempre, trabajó como personal civil en el Ejército desde joven y hasta jubilarse, como 40 años de trabajo. Laburaba en el lavadero, planchaba sobre un tablón de madera que tenía como 2 metros por 6, o por lo menos eso recuerdo de cuando lo veía de chico (viste que de chico ves todo más grande; me ha pasado ir a lugares inmennnnsos que cuando fui de grande no eran tales).

A su trabajo me llevó desde los 6 meses a los 7 años; juntos íbamos de 7 a 14 hs, llegaba y me acostaba en una máquina de planchar sábanas y después en un cajoncito que me hicieron los de carpintería que agrandaban a medida que iba creciendo.
Me despertaba cerca del mediodía, me hacía un bife y después me iba a ver La Pantera Rosa a la cantina de los soldados.

Vi a mi vieja siempre trabajando, muy respetada y querida por su solidaridad y compañerismo. Tenía algunos principios: dar una mano siempre, no meterse en chusmeríos, hay que ser humilde decía, no pelear, no hay que faltar al trabajo.

Llegaba del trabajo y ordenaba la casa, no salía a la vereda, le esquivaba a fiestas de cumpleaños y casamientos, no tenía ropa decía, se ponía incomoda, pero siempre acompañaba a los enfermos. Se hizo cargo de su mamá y hermanos. La estafaron con una casa que cambió por un departamento que jamás se pudo escriturar, termino en un remate y eso la amargó mucho.

Falleció su papá y se puso la familia al hombro, falleció su sobrino a los 14 años, le regaló el terreno a su hermana para que se hiciera la casa, falleció su hermana joven, ayudó a criar a su sobrina como a una hija, por mucho de esto postergó su casamiento, anduvo como 16 años de novia, falleció su primer hija a los 7 meses, Miriam Noemí.

Cada cosa que había en mi casa, había otra igual en lo de su mamá, heladera, televisor...

Se jubiló y a los pocos años sufrió un acv y a los 5 años falleció. Cada vez que pasaba por casa, estuviera el tiempo que estuviera, se despedía con un “ya te vas”.

Me queda su presencia de sencillez y trabajo. El reconocimiento de los que laburaron con ella, de los vecinos con los que compartía ciruelas, frascos, torta.

En casa mi vieja era la que hablaba, preguntaba, conducía, limpiaba la casa, hacía las compras de ropa, cocinaban alternadamente con mi viejo, por ahí por ser que trabajaban los dos y compartían las labores de la casa, y las compras de morfi los hacía mi viejo.

No vacacionábamos, ni salíamos a comer o a pasear. Funcionábamos como esas familias que viven en sus casas y solo salían a laburar. El que rompió eso fui yo de adolescente y con el pleno apoyo de ellos.

La relación con mis viejos tuvo ese cambio de un vínculo más intenso de chico con mi vieja y después de su acv, más intenso con mi viejo.

Al ordenar la casa encontré fotos de mis viejos jóvenes, cuando se casaron, en sus laburos, en asados, alguna foto que se habían intercambiado con dedicatorias.

Buenas personas, simples, solidarias, compañeras, que me dieron todo con generosidad y amor. Lindos recuerdos para el día de la madre.

Feliz día vieja


domingo, 27 de julio de 2014

Cuando las familias y el trabajo de los cartoneros se volvieron visibles

Cartoneros de Angely Martinez

Cartoneros, caballos, marginalidad y Estado

El intempestivo anuncio de la supresión de la tracción a sangre en la ciudad realizado el 1 de julio de este año por la municipalidad de Bahía Blanca sacó nuevamente a la luz que más de 500 familias viven del cartoneo, en los márgenes de la ciudad, en viviendas precarias, con niveles de salud y educación bajos y sin empleo digno.

Esto surgió por el justo reclamo de eliminar el uso de caballos en la tracción de carros con los que colectan estas familias su sustento diario.

La complejidad del tema hace que las respuestas no puedan ser unívocas ni los plazos demasiado acotados; la necesidad de reemplazar el uso de caballos debe estar vinculada plenamente con la capacidad de estas familias de trabajar y procurarse su sustento.

Desde el último intento de mejorar la situación de los recolectores informales, la implementación de las experiencias cooperativas y asociativas de organización, la inversión que se realizó desde el estado, los intentos de separación en origen que han quedado truncos, dejan enseñanzas que no se pueden desoír y es necesario analizar.

A diferencia de ese momento hoy la recolección de residuos está a cargo de la Sapem Ambiental, sociedad anónima de mayoría estatal, lo que significa que existe pleno control sobre los costos, inversiones, maquinarias, personal y tareas, posibilitando mayor intervención en dichas tareas.

Las experiencias organizadas de recolección informal tienen tres espacios físicos.

Dos grupos trabajan en el relleno sanitario desde el 2000 separando residuos y sacando de allí su sustento diario, lo hacen de manera autónoma, con alguna infraestructura que los asiste, pero básicamente a través de su propia organización, sin subsidios ni asistencias.

Una cooperativa que nuclea diez trabajadores viene realizando tareas de separación y venta de lo reciclado. Desde el estado municipal se ha anunciado que la asistencia mensual es de unos $ 50.000, consistente en el alquiler de un galpón, contenedores, el traslado desde la Sapem Ambiental de un camión diario proveniente del barrio Palihue, basura que no les llega separada en origen. Los miembros de la cooperativa cobran aproximadamente $ 1.500 de la venta de lo trabajado. Muchos realizaron cuentas respecto a lo invertido y lo que finalmente llega a los trabajadores. Se podría utilizar un espacio municipal sin costo, podrían llegar residuos separados en origen, el nivel y la forma de intervención estatal podría ser distinto.

La Ecoplanta que se encuentra en etapa de ampliación posee un rico historial de trabajo, con maquinaria acorde a las tareas de separación, habiendo sido ejemplo en el momento de su creación.

Por otro lado en varios barrios muchas familias viven de la recolección informal: Noroeste, Caracol, Spur, Villa Esperanza, Stella Maris y 9 de Noviembre.

Estas familias poseen necesidades habitacionales, bajos niveles de educación, problemas de salud, en muchos casos crónicos, hace años que no poseen una relación laboral con horarios, asistencia, relación de dependencia: han quedados marginados del trabajo formal.

El planteo realizado de la imposibilidad de utilizar caballos en un plazo de 30 días, no es acompañado por propuestas claras de solución, se observan cambios e improvisaciones sobre la marcha.

De eliminar la tracción a sangre, lo restringen solamente al centro, pasando a la justificación del tránsito. Ya se les está impidiendo su normal tarea, por lo que el nivel de necesidad aumenta día a día. Es en el sector centro donde encuentran el mayor aporte de materia prima en cantidad y calidad el mismo y por otro lado también la comida en muchos de los casos, según nos explicaron.

A esta situación compleja y que afecta la calidad de subsistencia de estas más de 500 familias se le suma la falta de resolución política del problema.

Primero, generaron preocupación en los vecinos al establecer urgencia en la fecha de prohibición, sin diálogo previo, sin un diagnóstico claro, sin trabajo barrial, y cuando los vecinos se movilizan y reclaman, ven agitadores detrás de este reclamo justo, como ya lo hicieron en Villa Delfina, y en en tantas otras situaciones.

Se me ocurre que se imaginan que personas que vivieron marginadas, excluidas, rebuscándoselas durante tantos años, no pueden organizarse por sí mismas. Ni se les ocurre pensar que lo lógico sería que el Estado fuera el que asistiese para mejorar la calidad de vida de estas familias.
Por eso ven agitadores, intereses espúreos, externos, políticos, que intervienen para perjudicar a la gestión de gobierno, algo así como desestabilizadores.
Les parece ilógico que frente a la pérdida de la única posibilidad laboral que han desarrollado, que significa el sustento de sus familias, decidan protestar, hacer sentir su reclamo, marchando al mismo lugar donde reclaman los docentes, los comerciantes o cuando hay problemas por el agua o una injusticia sin resolver o el día del trabajador o alguna conmemoración por los derechos humanos.
Si se dan algún tipo de organización, debe ser ajena.

En lugar de buscar agitadores es indispensable generar una mesa donde estén todos los actores intervinientes, los propios cartoneros con una organización propia, las estructuras municipales medio ambientales, de desarrollo social, de empleo, de salud, la Sapem Ambiental, los Ong's que vienen trabajando con el sector, y las redes barriales.

Las propuestas deben contemplar plazos y objetivos, momentos de evaluación de lo logrado. Mejorar las condiciones de vida de estas más de 500 familias y sus barrios es un gran objetivo comunitario, es reconocer su dignidad, la vulnerabilidad con la que viven y en la que están inmersos con sus hijos.

Es imposible atarlo a parámetros de tránsito, de tiempos acotados, donde una sola familia quedase sin su posibilidad laboral y de procurarse sus propios recursos sería una injusticia grave.


jueves, 10 de julio de 2014

Morimos

La muerte nos sorprende, nos interpela cada vez que sucede.

Porque es una persona mayor y nos recuerda que es el destino final, porque es alguien joven y se nos muestra mas cercana, porque es en un accidente y nos demuestra que es sorpresiva, que esta al acecho, porque sucede después de mucho tiempo de enfermedad y aparece con su inevitabilidad.

Como un cierre, un final, lo que enmarca la vida. Por eso como citan muchos cada muerte es un poco nuestra. La de todos los vivos.

El repaso que se hace por la vida de la persona que falleció no siempre es igual. La vida los define, no la muerte que nos iguala, es la vida que nos diferencia como decidimos o pudimos vivir. Esa lucha por generar nuestro propio devenir.

Hay cosas que no decidimos, donde nacemos, de quien, con que base económica, con que características físicas, en que momento histórico. Pero con todo eso y a pesar de nuestras limitaciones decidimos, vivimos, nos apasionamos, amamos, peleamos, laburamos, en parte como queremos, en parte como podemos.

Pensar la vida como contracara de la muerte no parece siempre lógico. Viviendo vamos muriendo, pero viviendo resistimos a la muerte, nos hacemos inmortales en ese momento. Así somos: inmortales por un tiempo, tiempo que no decidimos, que no prevemos.

Creo que a la muerte hay que mirarla a la cara, en cada persona que queremos, que tenemos cerca y se muere. Esto nos permite redefinir que queremos hacer con lo que si podemos hoy que es la vida.

Estamos vivos, mucha de la gente que queremos lo esta, es el momento de decidir cosas, de construir lo que deseamos, de buscarle la vuelta al sentido de la vida.

Mucho tiempo se planteo que el sentido estaba en el después, en ser buenos y hacer las cosas bien para poder vivir después, el cielo prometido, la vida eterna. Hoy se plantea vivir el presente porque después no se sabe que pasa, pero también es tratar de vivir bien. Sin peleas al pedo, sobreviviendo a la tragedia que implica que morimos y que los que amamos también morirán.


La muerte esta ahí, imponiéndose terminal, definitiva, imprevisible, pero hoy estamos vivos.

Embarazoso panegírico de la muerte
Mario Benedetti

La periodista me preguntó
si yo creía en el más allá
y le dije que no
entonces me preguntó
si eso no me angustiaba
y le dije que sí
pero también es cierto
que a veces la vida
provoca más angustias
que la muerte
porque las vejaciones
o simplemente los caprichos
nos van colocando en compartimientos
estancos
nos separan los odios
las discriminaciones
las cuentas bancarias
el color de la piel
la afirmación o el rechazo de dios
en cambio la muerte
no hace distingos
nos mete a todos en el mismo saco
ricos y pobres
súbditos y reyes
miserables y poderosos
indios y caras pálidas
ibéricos y sudacas
feligreses y agnósticos
reconozcamos que la muerte hace siempre
una justa distribución de la nada
sin plusvalías ni ofertas ni demandas
igualitaria y ecuánime
atiende a cada gusanito
según sus necesidades
neutra y equitativa
acoge con igual disposición y celo
a los cadáveres suntuosos de extrama derecha
que a los interfectos de extrema necesidad
la muerte es ecléctica pluralista social
distributiva insobornable
y lo seguirá siendo
a menos que a alguien
se le ocurra
privatizarla

viernes, 18 de abril de 2014

Creo

Hay experiencias que te constituyen, que forman parte de vos, así como también ciertas relaciones, los propios orígenes, tus creencias, tus valores. Con el tiempo uno se reconoce y se descubre a la par de ir construyéndose.

Crecí en una familia sencilla, humilde, trabajadora, siendo hijo único de dos padres maravillosos, buena gente, solidarios, que siempre me acompañan en todos los momentos de mi vida.

Pero en cierta manera a mí me toco salir de casa, de chico, con esa tranquilidad de tener un lugar donde volver, donde estar protegido y cuidado. Eso me generó una sensación básica de seguridad, de confianza en mí y en los otros.

Desde temprana edad, después de acompañar a mi vieja a su trabajo desde los 6 meses a los 7 años, y después de la escuela del barrio, la parroquia se fue haciendo mi lugar en el mundo. Ahí aprendí lo que era un grupo de pares, a dirigir desde los 13 años, aún a chicos más grandes que yo, a escuchar, hablar, creer.

Creyendo en Dios aprendí a creer en el hombre, en los grupos, en determinados valores.

No eran épocas sencillas: dictadura militar con reflejo pleno en la Iglesia. Pecado, culpa, obligaciones, iglesia, obediencia, sumisión, desconfianza.

Mucho de eso nunca fue mi fuerte; nunca se me pegó, nunca me determinó. No me fue inocuo, me amargué, me sentí culpable, pero nunca fue el centro.

Amor, vida, libertad, solidaridad, el prójimo, la alegría, el encuentro, la comunión (o común unión): esa simbología linda de la vida, el gesto, lo que muestra algo que está más allá, fue lo que me convocó y se me inculcó.

Y todo eso sigue aún hoy. Siempre fui más de agradecer que de pedir, de confiar que de esperar, aprendí a valorar lo que está, lo que se puede, lo construible. Es una esperanza activa, desafiante, que te exige actuar, hacer.

Por eso la Pascua nunca deja de ser un hecho religioso; lo siento por tantos años de participar de una reflexión sobre un Dios que se hace hombre, que baja a compartir, a encarnarse, a vivir lo que le resulta extraño por ser Dios. Como diciendo “a ver cómo es, che”.

Y que en ese “a ver cómo es, che” está el hambre, el frío, la sed, el amor, la muerte, la libertad, el poder, la sonrisa, los amigos, la enfermedad, la envidia, la hipocresía, el deseo, todo lo humano.

Con el tiempo sigo creyendo en Dios, pero sin muchas exigencias, sino agradeciendo. Nunca me calentó la vida eterna, ni creo que uno deba actuar bien porque te miran, o por el castigo, o el premio. Nadie es quien para juzgar al otro, demasiado tiene uno con sus propios quilombos y contradicciones.

Me resulta imposible pensar en Dios sin pensar en el hombre, sin ser sensible a su destino, sobre todo el de los más pobres, el de los que sufren, el de los que están presos, el de los enfermos; un poco como las Bienaventuranzas. Más San Francisco, Boff y Gutiérrez. Más encuentro y crítica.

Me enerva la hipocresía de los que nombran a Dios llenando todo de reglas, de señalamientos, los que lo separan del hombre, del que está al lado, del que necesita. Sigo pensando en ese Jesús indignado que denuncia los que son como sepulcros blanqueados, que saca a los mercaderes del tempo a patadas.

Con el tiempo fui aprendiendo a creer de los que descreen: Galeano y su Teología 2 del Libro de Los Abrazos, Eco y el Nombre de la Rosa, Pessoa y su Jesús niño. Veo en esa exigencia de los que descreen más humanidad, comprensión, solidaridad, valoración del amor y la alegría.

Mil veces me surgen citas bíblicas, valores guía, que veo que los tomé de mi familia y de mi militancia que arrancó en la Iglesia, pero que reconozco en muchos compañeros que vienen de otras tradiciones y experiencias.

Ayer murió García Márquez y pensaba como muchos hablan, citan y saludan. Cuanto mejor sería si tomaran un libro o un texto corto, lo leyeran, compartiéndolo, como homenaje.

Así también pensaba en la Pascua: que para los creyentes solo tiene sentido la vida si vence a la muerte, si el amor y la solidaridad se actualizan atravesando mi vida, cuestionando algunas comodidades, sintiendo en lo más hondo cualquier injusticia, como dice el Che.


lunes, 14 de abril de 2014

La política disfrazada.

Sobre mezquindades y divisiones

Este no es un año electoral. No nos dejemos confundir por las banderas políticas; no especulemos ni juguemos con las expectativas de los ciudadanos. Es momento de parar la pelota y definir qué ciudad queremos”.
Tenemos que abandonar la mezquindad y trabajar hombro con hombro por la ciudad”

Intendente Gustavo Bevilacqua. Apertura de las sesiones ordinarias 1 de abril de 2014.

Bevilacqua quiere una ciudad menos dividida por la política.”

LNP 11 de abril de 2014, aniversario de Bahia Blanca


Estas dos definiciones de la política como actividad mezquina y como factor de división, enmarcan este comienzo de año legislativo y político de la ciudad y caracterizan al Intendente Municipal, su concepción de la política y su ubicación respecto a ella.

Lejos está de la concepción de la política como el espacio de búsqueda del bien común, de puja por modelos comunitarios de organización y de debates que en democracia enriquecen las opiniones comunitarias.
Esta postura no es inocente: se pone en ese lugar porque se reserva estos valores solo para sí mismo. Los demás son los mezquinos, los que dividen, los que no buscan el bien común, los que especulan electoralmente, los que ponen palos en la rueda.
El Intendente está en una especie de limbo político: ejerce un cargo electivo, es funcionario, milita en política, pero, discursivamente, se ubica más allá de esas cosas mundanas. Muy agustiniano lo suyo...

El punto es que ese mensaje de la “no política” se ejerce desde el centro de la política; el Intendente pertenece al núcleo del poder político de Bahía Blanca, no al elegido por los vecinos, sino el instituido en el entramado del poder real. Esa mesa chica que se reúne a puertas cerradas, que controla medios, que decide en parte qué se habla y qué no en Bahía, dónde se invierte, quiénes hacen negocios, quién designa miembros de la justicia, alienta o archiva causas.

Otro punto es su no-ubicación espacial política: se vuelve un monotributista de la política. Como alguien que escucha ofertas, está esperando como se acomoden los melones para decir dónde juega. No lo definen su grupo de pertenencia, sus compañeros de militancia, su visión ideológica (situación que permitiría a la comunidad saber dónde está parado); sino que lo define la espera.

La explicación nuevamente es loable: es momento de gobernar y estar cerca de la comunidad, gestionar, más allá de divisiones, de posiciones políticas. Como si las pertenencias e ideas no generaran un lugar para debatir y dialogar.

Este mal de Facundo Cabral -no soy de aquí, no soy de allá-, lo ubica fuera de todo cuestionamiento y respuesta, negocios, violencia, muerte, pobreza, marginalidad. Estos son temas lejanos a la gestión, se vuelven teóricos, políticos, opinables… y él está para otra cosa.

Este modelo de dirigente que no dirige, no es exclusivo de Bevilacqua. Es una forma de opinar en base a encuestas, a decir frases hechas o lo que “la gente” quiere escuchar, donde va la gente va Vicente (caso más paradójico aún en nuestra ciudad...), sin enfrentarse a la opinión pública. Porque, claro, eso sería político, tendría contenido ideológico, y para eso hay que estar parado en algún lugar, pertenecer a algún grupo, sostener determinadas ideas.

Con dirigentes así, todo se inventa, todo se crea a partir de ellos mismos: se culmina en un personalismo iluminado. No hay previsión, se depende de estos superdirigentes que van surfeando la opinión pública para hacer declaraciones.
¿Cuánto hace que no escuchamos a un dirigente que se refiera a la comunidad planteando posiciones minoritarias en base a sus convicciones?
Esta visión de la política como marketinera es tan o más perniciosa que la de “mezquina y divisora” de la verdadera unidad de la comunidad.

El poder es la forma de organización comunitaria. El plantear hacia dónde vamos, quiénes conducen, cómo se los controla a quienes deciden para que sean las decisiones de la comunidad las que se respeten, define cómo se participará para que este poder no quede en manos de un espacio concentrado e inaccesible a los vecinos, reservado a mesas de poderosos por otras razones (económicas, de conocimiento, de religión, etc).

Ahora quienes ejercen el poder y se disfrazan, se esconden, disimulan, son a mi manera de ver de quienes más debemos desconfiar. Las responsabilidades del rol deben redoblar nuestros compromisos, pero plantear una dicotomía inexistente entre el compromiso “con la política” y “con la gente” es jodido y peligroso.

Estos funcionarios se vuelven inasibles, enjabonados: no tienen pertenencia, ni grupo, ni lugar. Están con “la gente”. Eso sí, si hay un conflicto no están, opinan todos menos ellos, y aparecen en el momento de las soluciones y las propuestas. Y cuando esas soluciones y propuestas son criticadas o se reconocen erradas, nuevamente se ausentan.

Este modelo de acción política, el de hacer política y no reconocerlo, calificando a los adversarios como divisores, obstaculizadores y mezquinos debe ser desenmascarado y discutido.

A mi manera de ver este modelo es el más hipócrita y peligroso de todos ya que se vuelve totalitario, al negar el derecho a disentir que tenemos todos.