miércoles, 13 de julio de 2011

Los cipayos bahienses


Cuando leí por primera vez a Don Arturo Jauretche me llamó la atención el concepto de cipayos. Lo entendí como aquellos que representaban los intereses extranjeros, beneficiándose personal o grupalmente por encima de los intereses de su pueblo, su lugar, los que se mimetizaban con las ideas defendidas por los que se proponían para administrar lo nuestro.

Desde su origen FORJA fue ese grupo de militantes e intelectuales que querían una Argentina independiente y autónoma, que mejorara el destino de sus paisanos como le gusto decir a Don Arturo, crear un espacio crítico del pensamiento dominante, donde se construya un pensar nacional.

En un reportaje el ex presidente de Brasil, Lula Da Silva decía con mucha firmeza que el imperialismo solo triunfo donde hubo dirigentes locales entregadores que se complotaron para hacer negocios por encima de los intereses nacionales. Cipayos diría Don Arturo.

Asociando esto, se me ocurría imaginar la construcción de un pensar local. Desde nuestro pago chico, al decir de Payro.

Pensar que elementos tenemos para pensar lo local? Para analizar juntos la ciudad que queremos construir, nuestra historia y lo que queremos cambiar? Un espacio que diferencie claramente negocios y desarrollo, entendiendo a este último como sustentable y no solamente válido para lo inmediato.

Como pensar en un proyecto que no dañe nuestra naturaleza, nuestro medio ambiente, a nuestros vecinos.

Elementos, historia y recursos para pensar lo local como proyecto comunitario, integrador, sustentable, amigable con la madre tierra, inclusivo, respetuoso de los trabajadores, de las pequeñas empresas. Que utilice el conocimiento construido y acumulado en nuestros centros de estudio, que capitalice errores del pasado.

Es distinto de lo que veo en el ámbito local. Donde los negocios para pocos, son presentados como grandes oportunidades para la ciudad, que terminan dejándonos en manos de la decisión de pocos, en reuniones secretas y en casas u oficinas particulares, donde se juegan cosas que nos pertenecen a todos.

Muchos de los beneficiarios de las decisiones articulan sus intereses entre si, pertenecen a los mismos círculos, publicitan en los mismos medios, articulan sus discursos en la idea de crecimiento de la ciudad, generación de empleos en la idea del rebalse, si se generan negocios para algunos y se invierte en la ciudad, se dará en rebalse tan prometido en períodos anteriores que culminaron con cierre de fábricas y altos índices de desempleo.

Nos sobran muestras de este tipo de inversiones en nuestra ciudad en los últimos años: Aeropuertos 2000, Plaza y Cirigliano, Covelia, Teba que no llego por resistencias previas al procesamiento de Jaime, que lo termino dejando sin efecto, o la misma regasificadora que llegó antes de la audiencia pública y a pesar de su rechazo.


Hasta en el ámbito cultural se dio la misma lógica de grandes montos de dinero gastados en espectáculos nacionales como Pimpinella, Midachi o Palito Ortega.

Esta forma de decidir en mesa chica y sin transparencia, sin debate, sin discusión.

Este periodo electoral nos lleva a repensar las diferencias entre el tipo de ciudad que queremos construir y el que se viene ejecutando por esta gestión municipal.

Por eso me pareció oportuno pensar esta gestión y muchas de sus acciones en ese marco: el de cipayos locales, gestores de inversiones y negocios que no están debatidos ni pensados desde la propia comunidad, que se generan en Capital, en la Casa que solo sirve para esas reuniones, en Puerto Madero y algunas oficinas particulares, peor que cuando se dan a conocer en Bahía no aceptan debates ni cuestionamientos. Son hechos consumados. Y si los cuestionas te oponés al crecimiento de la ciudad, pones palos en la rueda.

Igual hay una opción, un modelo, una ciudad a construir, donde las posibilidades sean para todos, se priorice a las personas y no a los negocios, se evalúen y discutan entre todos los actores sociales, acumulando conocimiento y experiencia.

Claro que esto no sucederá de forma espontánea, ni por el accionar de un solo grupo o de un iluminado. Pero si sera producto de la resistencia que opongamos a que hagan con nuestra ciudad y nuestras vidas lo que quieren.

También es cierto que los chanchos no se matan a besos, y para que esto suceda serán necesarios esfuerzos y discusiones, posiciones coherentes sotenidas en el tiempo debatidas en los mas amplios ambitos.

Parafraseando a Salvador Allende, mas temprano que tarde esta Bahia Blanca que queremos se construira, mal que le pese a los defensores del status quo y a los miembros de la mesa chica, claro que esto sucedera si nos unimos para hacerlo.