jueves, 26 de julio de 2007

Obra pública, campaña, capricho y virtualidad

Cada obra pública que se anuncia genera debates y entredichos.
Cabe aclarar que gran parte de esto sucede por lo inconsulto y caprichoso de las designaciones, la falta de debate y construcción comunitaria de las prioridades que se deben seguir al respecto.
Los vecinos amanecen con la novedad, llegada a través de los medios de comunicación, que se instalara un emprendimiento a dos cuadras de su casa que hasta ayer no estaba ni discutido, que en el centro o en una avenida determinada se invertirán 2, 4 o 6 millones mientras en su barrio existe un compromiso desde hace 20 años y no se ha concretado.
Esto que muchas veces ha sido descripto como "la maquina de impedir" no es mas que el justo derecho de los vecinos a decidir conjuntamente con el gobierno de turno el destino de los fondos públicos.
Este apuro irresponsable de anunciar y licitar obras en el periodo electoral, que finalmente solo quedaran en esto: el anuncio, como sucedió con la recordada visita del Presidente, genera una nuevo tipo de obra pública: la obra virtual.
Este tipo de obra se caracteriza porque primero esta la foto del anuncio del proyecto, luego la foto de la asignación de presupuesto, la foto de la licitación, la foto del inicio de la obra, puede haber una inauguración parcial y otra con la obra concluida. Claro que entre todos estos pasos pueden pasar hasta 20 años o más.
El espíritu que me anima no es el rezongón, sino el planteo que las cosas se pueden hacer en base a consenso, a discusión previa, asignación de fondos y plazo de obra. Esta forma quizás traiga inconvenientes iniciales, pero nos asegura el respeto a la gente y seriedad en la administración.