martes, 18 de diciembre de 2007

¿DELEGADOS DE QUIÉN?


Estos días se debate sobre la falta de obra y de respuestas en los barrios y se apunta a las delegaciones municipales y a quienes designó el intendente.

Delegado es representante.

Queda pensar, seriamente, delegados de quién son los delegados municipales. ¿Del intendente o de sus vecinos? ¿A quién representan? ¿Los intereses de quién defienden?

Un delegado debe cubrir las expectativas, dar respuestas a quien lo designa, defender sus intereses, buscar ser eficiente. Pero esto cambia si el destinatario de esta preocupación es el intendente o los vecinos.

Un antecedente sería el representante del rey. Su delegado es el que cuida sus pertenencias. Impone sus decisiones. Busca que se mantenga su autoridad, evitando sublevaciones.

Nuestra propuesta de delegación, es de representación de los vecinos. Esto está unido a la generación en una democracia participativa, que acerque al vecino las desiciones que tienen que ver con su vida.

En esta organización, la delegación es de los vecinos a alguien elegido por ellos, este es el encargado de administrar sus recursos, un vecino elegido y controlado por sus vecinos. Seguirá viviendo allí, se entrevistará con los otros delegados y compartirá necesidades y estrategias. Buscará que la administración municipal, responda a las necesidades de sus vecinos, ese será el reaseguro de su representación, de su efectividad.

Esto debe comenzar por la elección directa de los delegados por parte de los vecinos, la descentralización de funciones administrativas y de gestión en cada delegación, el relanzamiento de los consejos vecinales y la implementación gradual del presupuesto participativo.

Nos ha tocado participar en muchas reuniones con delegados enfrentados a vecinos enojados, reclamándole los represente, y este delegado del intendente de turno defendiendo su gestión, pero especialmente la de quien lo designó.

En positivo, la elección de los delegados asegurará que sea un vecino quien pueda ejercer una función de administración cercana a sus vecinos, conociendo las posibilidades y dificultades de su barrio, debiendo rendir cuentas allí donde seguirá viviendo, pudiendo ser reelegido o quitado de su función. Cada vecino, cada dirigente de una sociedad de fomento, de un barrio, de una iglesia, que conozca las necesidades de sus vecinos, es una posibilidad para toda la ciudad de ver crecer a sus dirigentes barriales, formarlos y evaluarlos en la administración de lo público.

Muchos de los problemas de nuestra ciudad son generados por la falta de consensos y de dirigentes vinculados con la realidad y la gestión, tenemos dirigentes más representantes de una clase social que de sus vecinos. Este ejercicio de pensar la ciudad como una responsabilidad de todos, revalorizaría la política y la participación.