Cuando adolescente era parroquiano y en esos tiempos se hablaba mucho de los valores del grupo y de los amigos.
Que los amigos son los que están siempre a nuestro lado, que siempre podemos contar con ellos, que son los que nos aconsejan, que comparten nuestra alegrías y las tristezas, y no se cuantos requisitos más.
Estas ideas estaban buenas para un adolescente en cuanto a exigencia así mismo respecto a los demás, estar siempre, mirar, escuchar, acompañar. Cuando tenés mucho tiempo al pedo es bastante posible.
Pero cuando la vida empieza tomar otro ritmo y otras exigencias eso se complica.
Eso te lleva a una crisis de reclamos respecto a tus amigos: que éste no cumple, que nunca llama, que siempre voy yo a él, frases célebres como “solamente tengo uno o dos amigos reales, los demás son conocidos”.
Moraleja: el día del amigo (dejando de lado el planteo que es todos los días y que esto de hoy es un invento de la Botica de Panema para vender tarjetas, ositos y posters en nuestra época) no saludás a casi nadie y de pronto entrás a un edificio y el portero, a quien nunca en tu reputa vida habías visto, te dice “Feliz día”, y vos obviamente un caballero le decís, “gracias igualmente”.
Estas pequeñas contradicciones me fueron llevando a replantearme los saludos y las amistades.
Por todo esto les digo Gracias a todos los que me demuestran afecto y cariño, se preocupan por mi, se ríen de mis boludeces, son solidarios, nos acompañamos en nuestras vidas, militamos, jugamos al futbol, comemos, tomamos mate, nos entristecemos y disfrutamos cosas.
Sin muchas de las personas que comparten su vida conmigo no tendría esa riqueza de crecer con otros y sorprenderme todos los días de lo lindo que es vivir
Y perdón si no soy muy demostrativo y no ando con carita de smile por todos lados diciendo aunque sea este puto día: Feliz día.
Espero con los años relajarme y disfrutar mas onda One love.
Un abrazo sincero.
PD: Igualmente, un ratito para ver cómo andan las personas que nos interesan no le falta nadie...
